A 5km al noreste del municipio toledano de San Martín de Montalbán, y bajo las coordenadas 39°45’03.3″ NORTE 4°22’22.7″ OESTE. Nos encontramos con la Ermita de Santa María de Melque.
Este monumento forma parte de un conjunto monástico visigodo declarado monumento Nacional en 1931, ya que es el más antiguo que aún se conserva en nuestra península.
Según los restos encontrados, esta construcción se hizo sobre una villa romana, puesto que en los alrededores se encuentra un acueducto romano. En este conjunto destaca el recinto amurallado, las viviendas que fueron ocupadas por monjes y la Ermita de Santa María de Melque.

Historia
La construcción inicial del conjunto data de a finales del S. VII o principios de S. VIII, donde la comunidad de cristiana inició su culto hasta la llegada de la conquista musulmana. Fue entonces cuando los musulmanes “retocaron” la iglesia para convertirla en un pequeño castillo, pese a la conquista musulmana, hasta finales del S. VIII.
De esta época se conserva sobre el cimborrio del crucero lo que fue una torre adquiriendo la finalidad atalaya califal.
En la conquista de Toledo por Alfonso VI en el año 1085 se recuperó la función eclesiástica de la iglesia.
Con la desamortización de Mendizabal fue abandonado y utilizado para el ganado y el almacenaje de paja hasta bien entrado el siglo XX cuando se le reconoció su interés histórico.



Características
Sus muros fueron construidos en sillería de granito con un grosor de 1,40 metros
La iglesia de Santa María de Mequel, cuenta con una planta en cruz griega con los brazos desiguales. Se remata con el ábside de planta de herradura cubierto con bóveda de media naranja en el interior, y en un cuadrado al exterior. Posteriormente se fueron añadiendo habitaciones a cada lado del ábside y a los pies del crucero haciendo desaparecer a simple vista la planta en cruz.
La puerta principal de acceso a la Iglesia está situada en el lado oeste, con un hueco adintelado que descarga en un arco semicircular.

Sus ventanas o vanos de iluminación, son pequeños arcos con forma de herradura.


La nave cuenta con una cubierta con bóvedas de medio punto peraltada. De la decoración interior destacamos por un lado una moldura estriada y estucos, cuyos restos se conservan en el arco toral del sur. Y por otro lado destacamos también motivos clásicos visigodos como la flor de lis y rosetas.
Como detalle, señalamos la ubicación de un nicho en el suelo, el cual está relacionado con el enterramiento de alguno de los responsables del templo en una de sus etapas.






